Triste Realidad

Ella esta hecha de material descartable,

o al menos eso le hacen creer quienes no saben valorarla

y la arrojan a la mar luego de amarla.

Se transforma en contaminación, contaminación para el corazón

ahora que pasa a ser parte del mar sin entender por que.

En la arena, o posada en una piedra,

esperará a que otro príncipe azul disfrazado aparezca para invitarla a bailar,

pero lo que ella no sabe, o no quiere aceptar,

es que el también la dejará, se marchará para con otra princesa bailar.

Sin perder las esperanzas ella volverá a esperar sentada frente a la mar,

pero su príncipe azul jamás llegara,

siempre serán villanos con mascaras que al desatar descubrirán la cruda verdad.

Nadie la valora, nadie la ve, ella lo sabe pero no lo quiere ver.

Piensa que todo va a cambiar, que algún día su príncipe llegará y a bailar la invitara,

pero no, nena no, la hora de la inocencia ya paso, eres grande, date cuenta que ese momento jamás llegará.

En tu destino nadie lo escribió ni nadie lo escribirá, los hombres solo te ven pasar.

Acéptalo ya, abandona la mar como tus príncipes te han de abandonar.

Ella busca refugio en las olas, pero no la quieren escuchar,

la espuma esta cansada de que llore sin parar.

Siempre pasa a ser la segunda opción, el plan B de todo caballero que la quiere tener,

la buscan, la persiguen, la abruman, consiguen que ella se rinda a sus pies,

pero al poco tiempo la abandonan sin decir por que.

Ella no se preocupa en buscar explicaciones, se siente el problema,

pero de lo que no se da cuenta es que son ellos que se sienten menos,

se sienten inseguros junto a tal pedazo de mujer,

la usan, la tiran, son cobardes como mi prima.

Piensa que todo va a cambiar, que algún día su príncipe llegará y a bailar la invitara,

pero no, nena no, la hora de la inocencia ya paso, eres grande, date cuenta que ese momento jamás llegará.

En tu destino nadie lo escribió ni nadie lo escribirá, los hombres solo te ven pasar.

Acéptalo ya, abandona la mar como tus príncipes te han de abandonar.

Ella un día no aguantó, el mar la invitó a conocer su interior y ella accedió,

a sus entrañas se metió.

No hubo más príncipes disfrazados, ni esperas, ni espuma cansada.

Solo la luna recuerda el momento

en que la mar devoró a la mujer que nadie supo querer.

Aldana Yanel Kosciak