Llorando por amor la vas a encontar, rogandole al sol que se vaya y no vuelva jamas. Sola, desamparada y muriendo de tristeza, en su cama se queda a descansar, el mundo exterior la hace lagrimear.
Falsas sonrisas inundan su cara, su cuerpo y su alma. Engaña a la gente, les hace creer que está bien, que es feliz con lo que es. Se engaña, se miente, se deja morir, se deja matar.
Su sueño de un hombre está cada vez mas lejos, y ni que hablar del principe azul, esos quedaron en los cuentos que de niña solia escuchar.
No pide milagros, solo un hombre al que amar, solo un hombre que la haga volar. Ni principes, ni corceles, ni casorios o ramos de rosas, solo un hombre que la haga volar.
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