Mi salvador.

Las luces de neón solo estaban en el exterior,
en mi mundo no existían,
tenía en mi haber tan solo un farol.


En ese mundo la guerra era moneda corriente,
las sórdidas bombas no dejaban de explotar,
y lo transformaban en un lugar difícil de habitar.


Intentando escapar, varias veces salí herida,
volvía a intentar,
me volvía a lastimar.


Llegué a creer que la salida no existía,
que en ese mundo me quedaría,
me rendiría y, por fin, moriría.


Pero una noche los misiles dejaron de caer.
Me sorprendí al escuchar la firma de la paz,
abrí los ojos y el cielo se empezó a estrellar.


No se bien como pasó,
solo puedo asegurar que hoy hay tranquilidad,
y que ya no quiero escapar.


Tengo una hipótesis difícil de revocar,
todo cambió cuando esa noche un salvador apareció,
se me acercó y con un beso me sorprendió.


No fue necesario que diga muchas palabras,
aunque, tan solo lo habia visto un par de veces
era como si lo conociera desde siempre.


Llegó y llenó mi mundo de paz,
ese salvador me devolvió la tranquilidad
y estoy convencida que nunca nada nos separará.

El amor de mi vida, mi salvador.

Aldana Yanel Kosciak