con tus manos tocando mi piel,
de pronto me encuentro en sitios
donde no hay moral ni tupé.
Es tu boca un santuario
donde echarse a rezar diez rosarios
no resulta tedioso,
sino el ritual más esplendoroso.
Nuestros cuerpos unidos en uno
hacen enloquecer al mundo,
que no encuentra la solución
a semejante desparramo de amor.
Aldana Yanel Kosciak
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