Hay días como este, noches como esta en la que escribo, que no me siento bien conmigo misma. No me gusto, no me atraigo, el espejo es mi enemigo y las fotos me hacen llorar.
Entonces recuerdo esa trillada frase que habla de la belleza interna, y pienso que lo demás es solo la decoración del delicioso relleno del pastel, porque como a tal, una vez que lo cortan en mil pedazos, nadie recuerda si la pasta Ballina era color rosa o amarilla, o si acaso tenía 20 velitas arriba y alguna que otra bengala, lo que queda es el goce pleno del sabor a chocolate, frutilla, crema y dulce de leche.
Igualmente sigo sin gustarme, pero eso tampoco importa mucho, ya que el pastel nunca se ve realmente a si mismo y menos que menos puede saborearse.
Dato: Además, todo se potencia ante un estado pre-menstrual.
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