Guardo el recuerdo de tus labios pegados a los mios,
de tus manos enseñándome a ser dama y pervertida,
de tu perfume inundando la casa y cada habitación.
La cama sigue tibia, mi amor,
esperándote con las sabanas limpias,
regresa antes que el moho se adueñe de las paredes
y el dolor, de mi corazón.
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