20 de marzo de 2012

Tu fortaleza.

Lo que siempre me asombró y me asombra día a día es tu gran fortaleza,
lo duro que pareces por fuera y la ternura extrema que llevas por dentro.
La ternura expresada en kiwis partidos a la mitad que me dabas con cucharita,
los vasos plásticos de Coca Cola rellenos con tutucas,
los brazos que nunca se te cansaban aunque estuvieses hamacándome por horas,
los caramelos a escondidas,
la fingida desconcentración cuando te parabas frente a la hamaca y me hacías creer que te pateaba el traste.
Los 20 besos seguidos en las mejillas cada vez que te saludo, y que incluso ayer me diste.


Sos tiernamente fuerte, abuelo. No te mereces lo que te pasa, pero yo sé que dentro tuyo esa fuerza que te caracteriza sigue titilando. Dale para delante una vez más.


TE AMO.

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